
HISTORIA DE DON PEDRO PÉREZ PALACIO
APUNTES SOBRE LA ENFRENADURA DEL CABALLO PERUANO DE PASO.
Por: Don Alfredo Elías Vargas y Don Domingo Delgiudice Praeli
En el año de 1891, fue enseñado por don Pedro José Rivas, enfrenador de don José Unanue, en la hacienda "Unanue" en Cañete, era un hombre que tenía 70 años, delgado, alto, blanco, sin fuerzas físicas pero resistente al caballo, muy aficionado y de gran paciencia para no aburrirse ni aburrir a la bestia.
Siempre decía "Siempre he hecho lo que hizo el que me enseñó". El mismo quebrantaba; ya que en la época en que me enseñó no habían buenas bestias pues con la ocupación de los chilenos quedaron poquísimas.
La primera bestia que me hizo montar fue una yegua que tenían los vaqueros con falsarrienda, estaba flaca, matada, sin tusar, caminaba medio trotando con algo de término pero se veía que era fina, de ojo alegre y nerviosa.
La curé, engordé y tusé, la acariciaba dándole a diario azúcar en mi mano; lista, me enseñó a ensillarla poniéndole la jáquima bien engrasada con carne cruda, así, todo el terno o avío; el tapa-ojo ver que no la apretara y bajara bien si uno quería taparle los ojos, que la bestia estuviera bien parada con las manos bien apoyadas al piso, sino, darle con el pie un golpecito en las cuartillas, pero me fue más práctico hacer esto con la mano; enseguida la falsarrienda, que para que no colgara metía el látigo encima del seno de la falsarrienda, dándole una vuelta como un número ocho y quedaba segura, las jergas, de tres varas que se doblaban igualitas en tres vueltas cada una, se ponía y deberían de quedar, una tras la otra, sin que ninguna de ellas sobresalga lo menor; la carona debe ser del mismo tamaño; la montura debe ir sola y que quede a cuatro dedos atrás de la carona, hacia delante; enseguida se cincha, sólo para sujetar la montura, se pone la baticola y que quede sin que algún pelito de la cola fastidie, se sostiene y se pasan las retrancas (1), puesta se asegura la baticola, se revisa que quede desahogada; puesta la montura, la falsarrienda se amarra a la montura; se pone el estribo izquierdo y después el derecho revisando ese lado si todo está bien como debe de estar; el bocado se le pone antes de la falsarrienda, ésta debe de quedar bien al amarrarla sin que moleste al estar muy ajustada.
Dos meses me hizo caminarla paso a paso, como marchando, asentándole el paso con el cuerpo, que como he dicho, se mueve de uno a otro lado, como mirándole las patas, sentándola, quebrantándola.
Un día después de dos meses salí con él, me hizo que la apurara, es decir, a su paso y oí el "paca paca" tan marcado, tan suave, tan alegre la bestia de ir cómoda, que mentira me parecía; de los goces que he tenido en mi vida, este mi primer trabajo de enfrenadura, ver que de una bestia que era trotona sacarla la más suave que he montado, ha sido uno de los más grandes. Llegó a ser de genio voluntariosa sin que jamás necesitara castigo fuera del plantilleo, su paso parejo hizo que soltara con desenvoltura sus manos y que le dio un término que no tenía; fue la mejor bestia que enfrené, porque después creí saber más que mi maestro y no hice caso a la paciencia unas veces, otras a no esperar que hiciera boca creyendo que después con el uso lo haría. No debo olvidar lo que hice al concluir el trabajo de la yegua primera que enfrené, la movía con hilos; tres hilos los trenzaba y con esas riendas obedecía lo mismo que con las de cuero, todo es tener seguridad que el animal hizo boca.
Pedro José Rivas era muy buen enfrenador, he visto buenos chalanes, unos que hacen haga el caballo las vueltas rápidas, bien lomeadas, obedientes al freno si lo jalan con fuerza y alborotado el animal. Pero es mejor ver salir una bestia tranquila y así tranquila sacar la cabeza y voltear el anca con elegancia, dando la vuelta y dejando en el piso como una señal de las patas traseras, tranquila seguir dando la vuelta si la rienda la obliga, o a seguir adelante paso a paso sino se le incita. La bestia debe sentar como con patines, entregar las patas traseras y quedarse quieta inclinando el anca (2) esperando retroceder o salir a caminar tranquila, sin afectaciones, tranquilo el jinete.
Pedro José Rivas, me decía: "a lo que tengo más miedo es montar caballo que no conozco, es muy peligroso porque yo no soy chalán y mi principal goce es montar una bestia, aunque sea de falsarrienda, pero que vea que está bien dominada y bien enfrenada. Para subir a una bestia que me dicen que monte, antes, sobreparada le jalo las riendas para ver si obedece, si no obedece no la monto, a no ser que sea esos caballos de uso que sólo van para adelante. Probar un potro, gordo de genio y que no está bien enfrenado es peor que los que yo preparo y monto a la primera ensillada".
Hay caballos finos de raza que poniéndoles las cuatro riendas y jalándolas juntas hacen boca, tienen como preparados sus asientos bucales con el tiempo de uso la delicadeza en la mano del chalán poco a poco va modelando sus asientos. Hay otros enfrenadores que han encontrado caballos que fácilmente obedecen con el freno pero no hay reglas para moverlo y entonces usan de su cuerpo para ayudar a las quimbas; les enseñan a obedecer jalando la rienda en vez de hacer solo la sienta, estos son más bien unos acróbatas que jinetes aficionados.
Hay enfrenadores que enfrenan a rienda pareja pero sin reglas, unas bestias quedan bien, otras no, demoran, no con lecciones seguidas y seguras sino aprovechando el genio del animal o su deseo de trabajarlo. Sin reglas no es posible enfrenar, ni quebrantar. No es tener afición solamente, cada movimiento a las riendas, al cuerpo al animal o al de uno debe tener su porque.
Una bestia bien enfrenada gana todo, pero un potro si enfrenadura es creo peor que un toro, que por su nobleza de raza se deja montar pero si no quiere seguro que no se deja.
Cuando se compre una bestia nunca montarla, que el dueño lo haga, pero advertirle que salga despacio, muy despacio y se verá seguro, que sale a trote; si sale ligero; es claro, da un paso que no es paso llano y si lo da es apurándola o moviendo el cuerpo como maromero, eso indica que no está enfrenada; y si lo niega, que voltee despacio a paso para uno y otro lado, la siente despacio, la haga salir despacio y la haga dar vuelta a rienda pareja o coja.
Todo esto es teoría sino se enseña prácticamente es difícil de comprender, pero como hacer si uno no tiene seguridad de lo que sigue si no tiene la teoría. Es difícil sacar el paso llano, los jaloncitos deben de darse de continuo, es necesario ver siquiera como se hace en la práctica por lo menos algunas veces el saberse sentar en la montura con elegancia y sin afectación, es necesario ver la muestra saber tomar la falsarrienda con naturalidad colocando las manos en todo el brazo es imposible se pueda explicar, viendo unas cuantas veces se comprende y es indispensable para no aburrir la bestia; los movimientos se le dan con la rienda contraria para hacer que sea rienda pareja; como debe uno lomear sin moverse; aquel movimiento de cintura sin mover el cuerpo es fácil. Como explicar que sin apurar a la bestia, tenga el genio que tenga, cuando por ejemplo, juega uno las cuatro patas y está repitiendo este trabajo, la bestia colea como bestia ordinaria, cuantas veces se agarra a corcovos, no de aburrida, sino de verse dominada.
LO QUE DEBE HACERSE CON UN ANIMAL CHUCARO.- Se le pone el lazo para con el mayor cuidado amarrarlo al bramadero para sujetarlo y colocarle el tapaojo; tapados los ojos se le pondrá la jáquima con una soga que tenga 4 ó 5 brazadas de largo (la jáquima debe quedar con ella hasta que se la deje poner y quitar con los ojos destapados y no tenga miedo si se le acerca uno a ponérsela).
LA OPERACIÓN DE PASARLE LA JERGA.- Ya enjaquimado con los ojos tapados y sujeto, se le pasa una jerga por todo el cuerpo que tenga sus dos metros, aventándola y recogiéndola poniéndose uno a metro y medio de distancia para cuidarse si avienta las patas; esta operación se debe hacer dos veces al día, y media hora más o menos cada vez, según la nerviosidad de la bestia. Cuando no haga movimiento alguno de rechazo al pararle la jerga por el cuerpo, patas y cabeza, se sigue haciendo esta operación con los ojos destapados. Por muy furioso que sea el animal, en ocho días se dejará acercar y acariciar todo el cuerpo.
ENSILLADO.- Dominado el animal se principiará a ensillar primero con los ojos tapados, y después destapados. Cuando se deje ensillar completamente tranquilo, se le jala para pasearlo; sino obedece, se le hace arrear despacio hasta que sepa caminar un espacio largo y obedezca cuando se le jala con el cabestrillo; enseguida se le pone al torno, torneando despacio a paso natural, a su paso para uno y otro lado hasta que no tenga miedo a los estribos que le cuelgan y dan al cuerpo, como a las retrancas. El torno debe ser largo, siquiera unos diez minutos, repito despacio, jamás haciendo galopar o al trote. No hay duda, hecho todo esto puede uno montar, tapándole los ojos si es demasiado nerviosa la bestia; pero no creo necesario si se hace cuanto he formulado.
Débase antes de montar ver si está la baticola bien puesta que no le apriete ni quede muy suelta; las retrancas sujetas sin presionarle; la falsarrienda ajustada sin presión mortificante en su sitio (a cuatro dedos donde principia a formarse la cara; la cincha, tener cuidado al cinchar, dar la primera vez un poco de tensión sólo para sujetar la montura; después de un pequeño torneo siquiera tres o cuatro vueltas, dar el segundo apriete; y antes de montar el último, que no sea sino como uno comprenda, queda sujeta la montura sin fastidiar al animal. Listo el animal para montarlo, palmearle la frente, el anca puesto el pie en el estribo, asegurarlo y despacio subir acomodándose en la montura perfectamente; mover el cuerpo para que la bestia sepa que va a principiar a caminar, debe salir despacio, dando paso a paso o mejor dicho sacando las manos bien, una primero que colocará en el piso, para sacar después la otra; esto se va acompañando con el cuerpo, de vez en cuando como aguaitando las patas delanteras de uno a otro lado y así es como se acomoda la bestia a que dé el paso parejo y asiente los cascos. Por algunos días se da un paseo siquiera de tres kilómetros, en esta forma; pero al caminar ir jalando las riendas con golpecitos para ir como empicando la bestia, pero el objeto es maltratarle el hocico un poquito, sacarle el pelo y sienta y obedezca, pues con experiencia es lo más práctico. No pretender dañarlo con herida profunda que esto sería contraproducente, repito un poquito dañado, que sienta algo. En pocos días el caballo sabe caminar derecho dañadito, lista a obedecer.
QUEBRANTAR.- Parada la bestia, con las manos delanteras bien puestas, derecho uno; sin la menor afectación, sin agacharse siempre uno en su sitio, dar jaloncitos a un lado con la falsarrienda, pretendiendo entregue la cabeza; como esto no sucederá se inclina uno un poquito y toma la falsarrienda lo más cerca posible a la hociquera, más o menos a un pie de la parte que se pone la falsarrienda a la hociquera, donde hay un nudo que por costumbre hace el trenzador, y con jaloncitos hacer poner la cabeza de la bestia a la parte trasera de la montura; por su puesto al principio habrá forcejeo, no queriendo colocar la cabeza donde dejo dicho, pero no importa, hay que hacer este trabajo para uno y otro lado hasta que el animal ceda casi sin repugnancia este trabajo estando la bestia sobreparada, no debe moverse; ni uno debe de mover el cuerpo. Pegando ambos lados principia el trabajo de Lomeo, pegando la cabeza a la parte de atrás de la montura se le va acomodando, pues al principio sólo quiere colocar el hocico, pero debe colocar toda la parte de la cara donde ha sido llamado y quede pegada a la montura, perpendicular teniendo casi seguro esto, entonces si uno llama a la bestia para el lado derecho se toman las riendas de la siguiente manera; se toma con la mano izquierda la rienda derecha por mitad del seno y se le da un jaloncito, la bestia siente que se le llama al quebranto si se viene, entonces la mano derecha se pone dónde queda el nudo en la falsarrienda para ayudar y así entregue bien la cabeza (nunca olvidar, todo se hace con jaloncitos para que se vaya haciendo el animal).
La rienda izquierda se coloca casi en la nuca y se principia a presionar para que sienta. Una vez no haga asco se va soltando la rienda derecha y debe obedecer sólo con la rienda que se pone en casi la nuca izquierda a uno y otro lado igual; cuando no obedezca se le da un jaloncito con la rienda derecha que ya está acostumbrado lo llamen con ella, esto repito sobreparado el animal, esto demora y debe hacerse con paciencia hasta que obedezca, sin resistencia alguna. Principia el LOMEO. Teniendo la cabeza casi junta a la montura, no hay necesidad que esté completamente pegada, se mueve el cuerpo para hacerle mover el anca, esto es fácil y obedece pronto, debe, mover el anca y al moverla es claro las patas traseras, y sólo si se llama a la derecha, la mano derecha, quedando la otra mano casi fija, sólo moverla si se sigue el lomeo, y se le hace dar varias vueltas, en ése caso se le va soltando algo la cabeza para que se pueda acomodar y tener cuidado de sostenerla con la rienda contraria que es la que está en la nuca y así se va trabajando a que quede a "RIENDA PAREJA"; por supuesto el cuerpo de uno ayuda; pegando las nalgas bien en la montura y moviendo la cintura en este trabajo hay que tener cuidado pues la bestia puede caerse sino se le acomoda bien, las patas se enredan y es peligroso.
Así sobreparado debe lomearse hasta que con la presión de la rienda contraria y un pequeño movimiento de cintura la bestia obedezca a hacer el círculo, las veces que uno quiera, sin fastidiarse por exceso de trabajo. En el lomeo cuando se vea a la bestia con aburrimiento debe de dársele un descanso, un paseo largo, despacio siempre paso a paso. No olvidar que en este trabajo aprovecha uno para ir moviendo o presionando la rienda que queda sobre la nuca, la presión se da antes dándole un jaloncito para que sienta y obedezca. Cómo debe descansar de los trabajos que se le hacen, paseándola; vamos caminando despacio y, va uno haciendo que pare; parada queda un ratito, cuando sepa parar se le comienza a sentar, se le va sentando poco a poco, presionando algo la falsarrienda y ayudando con el cuerpo de uno; poniendo las nalgas con fuerza en la montura y agachándose perpendicularmente un poco deben resbalar las patas como si tuvieran patines, esto poco a poco, pues hay mucho tiempo para ir a aleccionando; el hacerla sentar y esté parada la bestia, se le jala una y otra falsarrienda con jaloncitos para que aprenda a cejar, acompañándola con el cuerpo, caminando dos o tres pasos se le hace cejar, luego de caminar un poco para volver a intentar la prueba hasta que le haga al menor movimiento del cuerpo con facilidad. Desde un principio se le debe poner la cabezada y bocado en la almendra del bocado se pone una bolsita con azúcar; los primeros días una hora antes de montar y al montar uno se le quita; a los quince días más o menos se le deja. Debe quedar el bocado desahogado, pero sin que le fastidie el estar muy caído, ni le haga la menor presión.
JUEGO DE LAS CUATRO PATAS (CUARTEO).- Despacio se le hace caminar y hacer un círculo donde pueda moverse muy cerrado y como es natural le fastidia este trabajo, se hace el pesado, entonces hay que ayudarlo con el "plantilleo", dándole con el estribo despacio o fuerte según necesite; debe sonar como si se juntarán dos platillos, así la parte de madera del estribo contra el cuerpo del animal, en la parte de atrás junto a la cincha. Jamás darle con el talón de uno; debe acostumbrase a sentir el estribo, tener oído atento al sonido que da el golpe. Es difícil de aprender, pero muy necesario, acostumbrándose se hace fácil.
Al jugar las cuatro patas en círculo ya debe estar acostumbrado a obedecer con la rienda contraria dándole vueltas se le va llamando con la rienda contraria que queda sobre la nuca ayudando al principio con golpecitos con la rienda derecha a que pega ya no tan cerca de la montura para que pueda acomodarse a mover el anca así entregando la cabeza se hace dar unas vueltas como marchando sin enredarse; dando tres o más vueltas se le junta la cabeza a la montura como quebrando, se mueve el cuerpo y debe sacar el anca para enseguida hacer el trabajo al otro lado; esto se repite sin aburrir a la bestia y cuando así suceda debe dársele un paseo largo siempre al paso; cuando esté emborrachada la bestia entra al trabajo en CIRCULO.- En un espacio de 10 a 12 metros de diámetro. Se pasea a la bestia en un círculo, es tiempo de poner las riendas en el bocado estas tendrán el seno o serán más largas que las corrientes pues siempre hay que llevarlas sueltas sin hacer presión cuando se trabaje la falsarrienda, no deben tocarse para jalar pues no debe de moverse el bocado antes de tiempo. Se le pasea en círculo, se da una, dos o tres vueltas y se le llama a jugar las cuatro patas, llamándolo con la rienda contraria, se le da tres o cuatro vueltas un poquito más apurado; pero sin salir de su paso que ya se va alargando, pero tranquilo pues ya aprendió a caminar parejo; se le ayuda con el plantilleo, el caballo se pondrá algo más pesado al principio, hasta que se vaya desembarazando con elegancia, porque sabe lo que hace; poco a poco se le va disminuyendo las vueltas hasta que solo al llamarlo voltee la cabeza frente al estribo y aviente y bote el anca con fuerza y uno listo a no dejarlo de otra vuelta si no que salga al mismo lugar que tiene trazado el círculo, esto así a ambos lados esta operación se repite para que al llamarlo obedezca con la falsarrienda pero salga con fuerza (una sola vuelta).
Por su puesto se le va sentando haciéndolo cejar, recular acomodando el paso llano ya largo, parar tranquilo mover el látigo para que pierda el miedo, bajarse, subir por el lado contrario. acariciándolo, lomeándolo, la penca poniéndosela despacio en el pescuezo cuando crea uno conveniente.
AL NUMERO OCHO.- Se delinea en el terreno un número 8 que pueda tener más o menos 6 m. por 4m y sobre él se pasea a la bestia.
Paseando se le llama cuando llegue a la parte que cruza la línea, haciendo peque y salga para un lado y para otro, se recorre el 8 así se le enseña a desembarazarse con elegancia repitiendo el mismo camino muchas veces, suelto el animal va acomodándose y acomodándole uno.
Se debe montar el caballo casi a diario siguiera una hora al principio, después dos o tres horas o medio día completo por lo menos tres veces por semana; amarrándolo mientras uno se baja. En un plazo de seis meses sabrá hacer todo cuanto ha sido enumerado y habrá "hecho boca".
Para saber si ha "hecho boca", antes de poner la falsarrienda se le jalan las riendas despacio, estando uno en el suelo, si el caballo recoge la cabeza hasta ponerla, si uno quiere, cerca del pecho sin desagrado, "ya está enfrenado" (en la primera vez se le jala las riendas) si mueve la cabeza, hace resistencia por insignificante que sea, aún le falta "hacer boca", hay entonces que tenerlo parado con el bocado un tiempo más todo un medio día cada vez sin falsarrienda, hasta que "haga boca".
Se notará que el caballo está como desmoralizado no sabe hacer, le hace falta el peso de la falsarrienda, cambia hasta de paso y hay que arreglarlo con el cuerpo entonces se le camina largo haciendo oiga su paso llano, acomodándolo sin presión con las riendas y repito con el cuerpo, la cabeza la deja agachándola por lo que hay que darle unos jaloncitos hacia arriba; se le camina sin voltearlo por unos dos o tres días, sólo sentándolo, haciéndolo cejar para acariciarlo en el anca y el pescuezo, se le juega también las cuatro patas presionando la rienda contraria un poco hasta que pegue y salga a ambos lados.
En unos cuantos días de trabajo olvida la falsarrienda hasta que camine y voltee bien haciendo el círculo, el 8, se le acomoda la cabeza que al principio la quiere llevar agachada y como repito se le va levantando con unos golpecitos, jalando las riendas hasta arriba esto de vez en cuando.
Para concluir; se busca una pared derecha de unos 20 metros y se le camina juntito al paso y se le llama para que la cabeza voltee a la pared, enseguida se nota que la bestia se recoge para meter la cabeza, aventando el anca y saliendo al mismo lugar en sentido contrario; poco a poco se le apura a su mayor paso.
Después casi al trote haciendo lo que al principio despacio; se puede al voltear darle látigo de la siguiente manera, se voltea la cara hacia el lado donde se va a pegar, se trae el látigo que se toma en la mitad de su largo, al hombro contrario donde se va a pegar, se levanta hacia arriba un poco y se da en el anca fuerte para que sienta, esto es a la derecha; a la izquierda de levanta el látigo hacia arriba con la mano derecha y se deja caer al anca izquierda, siempre al caer el látigo es el momento en que va a zafar el anca para voltear ayudándolo con la rienda contraria, que es la única se debe usar porque es más cómodo, pasándolo se le para, se le sienta, se le hace retroceder con fuerza, como uno quiera para asegurarlo bien.
Ya concluido, seguro, se le pasea largo a su paso llano, dejando las riendas sueltas pero a distancia prudente donde por cualquier motivo uno pueda recogerlas; se le quita la hociquera y queda el freno bien puesto, solo, que le haga tres rayitas con la parte alta de la boca, se pone unas espuelas para apurarlo cuando va andando algo despacio pero solamente tocarlo para que sepa lo que es.
El oído de uno va formando el paso llano, único, paso de los caballos peruanos; las riendas son como unas cuerdas de guitarra que ayudan al oído y al trabajo.
(1) N. de E. El autor denomina "retranca" a la guarnición.
(2) El autor denomina "anca" a la grupa.